El sector de la realización de eventos, uno de los que tuvo que suspender sus actividades con mayor premura a raíz de las medidas de aislamiento para frenar los casos de contagio de coronavirus a nivel nacional, ha comenzado un proceso de reestructuración basado en un modelo de bioseguridad presentado al Gobierno Nacional.
La Asociación Colombiana de Profesionales en Eventos (ASOCOLWEP), presentó al gobierno esta propuesta que busca solucionar la crisis en que se encuentra la mayoría de empresas dedicadas a estas actividades.
Cabe recordar que a este sector se vinculan actividades de logística, seguridad, verificación de boletería, camerinos, catering, control de taquillas, gestión técnica de sonido, micrófonos, iluminación, monitores y video, diseño gráfico, instalación de escenarios, incluso con trabajos en alturas, y suministro de equipos y maquinaria especializada, carpas, baños, vallas y cerramientos, merchandising, comidas y bebidas, entre otros.
Satori Maya, vocera de la asociación, señaló que, a nivel nacional, antes de la cuarentena, se realizaba un promedio de 2.000 eventos semanales. Esto, explica, mueve cerca de 120.000 millones de pesos cada semana. En Bogotá, se concentra cerca del 34% de los eventos en Colombia.
“En la industria de lo social se trabaja sobre la marcha de los procesos; por eso pedimos que no se cancelaran los contratos (…) Pero, ¿qué pasa con las nóminas, con nuestras obligaciones?”, explicó Maya.
Dentro del protocolo de bioseguridad presentado al Gobierno Nacional se enfatiza que ningún evento podrá tener más de 50 asistentes, sea en hoteles, salones o clubes sociales, estudios, teatros o escenarios deportivos.
“Queremos que sean 50 personas, sin incluir los equipos de trabajo, organizando los tiempos de entradas y entregas (…) Las celebraciones hay que hacerlas de manera responsable, con todas las medidas de prevención en contacto y desinfección”, explicó.
Uno de los rubros más representativos del sector, el de los matrimonios, estima su recuperación para diciembre del año en curso, teniendo en cuenta tanto las medidas de aislamiento como las capacidades económicas de los organizadores.